viernes, 30 de agosto de 2013

Violencia callejera en Zona Comanche

Hace tiempo que no entraba a escribiros nada en el blog, a veces es la pereza, a veces la falta de tiempo ... y muchas veces una combinación de ambas; pero no por falta de anécdotas o historietas que contaros, ya sabéis que para eso sólo hay que darse una vuelta por mi barrio para teneros entretenidos unos minutos. Así que con ánimo de lo dicho y aprovechando el final de las vacaciones me siento hoy frente al ordenador para mostraros una imagen de cómo las gastan en Zona Comanche, Barcelona, para que si venís un día por aquí estéis avisados y vayáis con mil ojos al aparcar vuestro coche.




No es la primera vez que os muestro una imagen de vandalismo sobre un coche, incluso de vandalismo extremo sobre un camión, así que no debería sorprenderos esta fotografía tomada en las inmediaciones de la frontera del límite del bien y del mal. Tengo alguna foto más, pero es que las prisas son malas consejeras y han salido borrosas, lo siento. Para otra vez me lo tomaré con más calma, enfocaré mientras las flechas comanches silben alrededor de mi cabeza.

Son muchas las experiencias negativas de este barrio de la periferia de Barcelona, ciudad cosmopolita donde las haya, que se vende al extranjero como un producto de marketing enlatado, pero la realidad del ciudadano es muy diferente a la del turista (bueno alguno habrá que tenga malas experiencias con carteristas y prostitutas, claro). A nosotros nos toca lidiar cada día con la mugre que invade el barrio, y no sólo la mugre física sino también la mugre ciudadana, tipos sin escrúpulos que campan a sus anchas en la ciudad sin ley, donde el policía está más atento a la posibilidad de meterle un multazo a alguien que de agarrar a un delincuente. Y en parte lo entiendo, porque jugarse la vida por un sueldo para que un juez lo ponga en la calle en 10 minutos no vale la pena. Más vale entretenerse en algo más lucrativo.

Y así estamos, a punto de finalizar el periodo vacacional, entretenidos como siempre en Zona Comanche, sin posibilidad de escape, atrapado por el asfalto y rodeado de un sinfín de indios hostiles que no dudarán en arrancarte la cabellera (o la billetera) si te adentras en sus dominios. Que os sea leve compañeros!

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