viernes, 23 de marzo de 2012

La corona de hojalata de un país de pandereta


Hay un discurso mítico que pronunció Santiago Carrillo (durante su etapa como máximo responsable de PCE) en Roma en 1975, en lo que a los españoles nos gusta llamar el periodo de "la transición" y en donde se les llenó a muchos la boca con la palabra democracia y monarquía.

La parte del discurso en cuestión es esta: "Hoy, nuestro país vive momentos cruciales; muerto Franco, ha sido coronado el rey Juan Carlos I. En una época en la que hay cada vez menos reyes y en la cual el pueblo no acepta ya la leyenda de que el rey lo es por la Gracia de Dios, ningún demócrata debería asombrarse de que los españoles no acojamos con alegría a un rey impuesto por la gracia de Franco. Y cuya misión, en base a su juramento, pronunciado ante las Cortes, consistiría en la continuación del franquismo.".

Bueno, no en vano el Rey ante las Cortes Españolas en julio de 1947 prestaría juramento de guardar y hacer guardar las Leyes Fundamentales del Reino y los principios del Movimiento Nacional, es decir, el ideario franquista. Podéis ver el vídeo si os apetece (no me invento nada):


Hasta ahora, y no entiendo tampoco muy bien el porqué, se ha protegido a la Corona española a capa y espada; supongo que para evitar escándalos del nivel de la monarquía inglesa y de forma que los españolitos creamos que tenemos una institución ejemplar de la que presumir y a la que destinar unos presupuestos desorbitados que puedan mantener toda la estructura de dicha Casa Real.

Hasta donde yo recuerdo, y creo que todos váis a coincidir conmigo, este país, antes del golpe militar franquista era una República constituida por una elecciones, voluntad del pueblo. Tras la guerra civil y la penosa dictadura de Franco éste nos dejó un solo legado (además de los pantanos): el Rey. Que como dice Carrillo, es un Rey impuesto por la gracia de Franco, un elemento que nadie ha elegido y del que hace 80 años ya nos deshicimos.

Los casos de corrupción estallan en nuestras narices cada día, en televisión vemos a toda la corruptela política salir indemne de los juzgados, y los que salen juzgados como culpables luego quedan indultados por la gracia del Gobierno o del fiscal. Hoy en día delinquir sale muy barato, no nos engañemos. O como mínimo esa es la conclusión a la que llegamos los ciudadanos de a pié, los que tenemos que ganarnos el pan con el sudor de nuestra frente, los que pagamos unos impuestos que puedan sufragar los gastos de los parásitos del sistema y que puedan satisfacer al resto de delincuentes comunes insolventes. Y a eso quiero llegar, estamos ante una comparación de la delincuencia común con la delincuencia de altos vuelos. Al fin y al cabo estamos hartos de ver en televisión a delincuentes comunes (incluso a asesinos) que arrastran cientos de detenciones y denuncias entrar y salir de los juzgados, pero es que también pasa lo mismo con altos cargos públicos. La diferencia es que estos últimos salen con los bolsillos llenos.

Y entretanto sale el Rey, máxima autoridad del Estado diciendo por televisión que "los españoles en tiempos de crisis debemos tirar del carro", claro, supongo que de SU carro, porque a él no le falta de nada, es más, nosotros nos encargamos de sufragar sus caprichos. O aquello ya tan famoso de que "los españoles somos todos iguales ante la Ley". Anda no me jodas. De verdad, NO ME JODAS. Es muy bonito que a uno le escriban los discursitos y salga ante el país a decir lo que toca. Repito, lo que toca. Claro, ¿qué va a decir? Es evidente que la corruptela, cual virus  inductor de la indecencia y desfachatez que nos toma a todos por tontos, está haciendo mella en todo aquel que maneja un cargo público. Hemos pasado del "Usted no sabe con quien está hablando" al "Usted no sabe lo que estoy ganando". Y es que da igual, cuando se descubra lo que usted está mangando ya será demasiado tarde porque se lo habrá fundido en putas, drogas y rock'n roll.

Es jodido pensar que el máximo representante republicano y el que más está mellando la capacidad de aguante de la monarquía sea el propio yerno del Rey: Urdangarín (alias "Hurtangarín"). Del que todos sabemos que saldrá indemne de un juicio patrañoso, que no pisará la cárcel ¡hombre! sería el fin de la institución monárquica. ¿El yerno del Rey a prisión? ¿Qué pensarían monárquicos y carlistas ahora si se levantaran de sus tumbas? Supongo que pondrían la mano para chupar del bote también. Bueno, en realidad no lo creo, 80 años atrás nuestros abuelos sí tenían las ideas claras. De un bando o de otro, cada uno luchó por sus ideas. Hoy en día, las ideas no suelen amueblar las cabezas de las personas que, ante excesos como los que estamos viviendo hoy en día sólo pronuncian frases sin sentido en el bar de la esquina junto a una cerveza mientras en la tele dan el Osasuna - Getafe. Los menos, ejercen su derecho a la pataleta pintando paredes o contenedores o incluso publicando idioteces en su blog (este es mi caso). Ahí os dejo la foto de la opinión popular con la que me he cruzado esta mañana. 

Creo, sinceramente, que Europa se está dirigiendo al precipicio de una tercera Gran Guerra, no se por dónde va a estallar, pero si la Historia nos ha demostrado algo es que una gran crisis trae consigo una Gran Guerra. Espero (de corazón) equivocarme. Entretanto la corona de hojalata de este gran país de pandereta sigue luciendo en la cabeza del más listo de todos (eso nos da una idea de lo mentalmente pobres que somos el resto). Porque un Rey es Rey por voluntad divina, o como decía la Polla Records: porque sus antepasados se lo montaron divinamente.

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